Por: Emilio Santos Leal, Madrid
Médico, Especialista en Psiquiatría y en Obstetricia y Ginecología
15 de Noviembre de 2011
Un bebé necesita estar con su madre. Y la custodia de los hijos tiene excepciones, tanto si los padres viven juntos como si no. Por ejemplo, tras un estudio profundo y con gran cautela, se debe quitar la custodia a una madre o padre que demuestre negligencia. Pero en los casos “normales”, lo importante para un hijo es el acuerdo y la cordialidad entre sus padres; a todas las demás carencias se amolda, a esta no. Muchas de las madres y padres mantenemos el acuerdo y la cordialidad de por vida por encima de leyes justas o injustas. Pero ¿existiría alguna fórmula para que ese acuerdo y cordialidad surgiera automáticamente en la inmensa mayoría de los casos?. Si. Esa fórmula existe. Esa fórmula se llama LEY DE CUSTODIA COMPARTIDA CUANDO NO HAY ACUERDO: es la ley que obliga a ambos por igual a lavar la ropa de los hijos y a todas y cada una de las tareas y responsabilidades. Cuando esa ley entra en vigor desaparecen espectacularmente los litigios. Se le acusa de “ley salomónica” y esa es, precisamente, su virtud: el acuerdo y la cordialidad surgen espontáneamente pues la inmensa mayoría de madres y padres tienen en común el amor y la entrega a los hijos de ambos.
Los legisladores se oponen a la derogación de la ley contraria. ¡Defienden la ley contraria a la cordialidad!. A uno se le da todo y al otro se le quita todo: la vivienda, la vinculación saludable y habitual con los niños, la capacidad para cuidarlos, la capacidad para decidir su educación, y la capacidad para administrar sus gastos. Uno de los dos será humillado para siempre ante sus hijos, pues desde ese momento será tratado como incapaz o como malvado; en el mejor de los casos, podrá ser para su hijo una bonita actividad extraescolar, pero no una madre o padre; y todo lo que aporte a sus hijos será vigilado por el que salga victorioso en la contienda judicial; y el victorioso será para los niños la “versión oficial” del mundo. La actual LEY DE CUSTODIA MONOPARENTAL IMPUESTA anima así a que todo padre o madre despechado, si está en posición ventajosa para ser el ganador, interponga demanda judicial. Puede conseguir, no sólo los mencionados suculentos beneficios sino, de paso, hundir al otro en la ruina moral. Muchas y muchos "ex" despechados, en cuanto consiguen la custodia legal, se trasladan a vivir con los niños a una ciudad lejana. De todos los elementos que hay en esta ley, el más aberrante es que, una vez producida una demanda, el Juez ha de interpretarla como si fuera un derecho a veto que toda madre o padre despechado pudiera ejercer. Por ley, se obliga al juez a respetar el “sólo uno tendrá todos los privilegios”. Y se ha condenado al juez que se ha atrevido a anteponer el derecho natural. Puesta la demanda por uno de ellos, se torna ya casi imposible que ambos salgan en situación igualitaria: uno morirá y el otro vivirá para muchos aspectos de la paternidad. Es la fórmula que se usaba en Roma para asegurar que las peleas entre gladiadores fueran a muerte: “uno de los dos ha de morir”. ¿Es que, como con los gladiadores, se busca a propósito asegurar “pelea de verdad”?. ¿No será que al partido que ha gobernado le ha resultado electoralmente beneficioso que, entre hombres y mujeres, haya violencia “a muerte”?.
Esta ley causa muertes. Porque hay madres y padres que enloquecen cuando se les quita la custodia, y matan por sus hijos. Quizá todo asesinato a mujer por un hombre, lo sea por machismo, como dicen. Pero el año pasado hubo cerca de 30 asesinatos a hombres por mujeres. Y hubo 16 madres y 7 padres que se volvieron locos y mataron a sus hijos. No es que todos ellos sean debidos a esta ley; pero, quizá, la mitad, si. Y además hay asesinatos causados por esta ley que no entran en esta estadística. Porque una tercera persona sensible a la injusticia, contagiada por el rencor y por el desgarrador sufrimiento de una madre o padre privada de la custodia de su hijo, puede matar, como hizo el asesino de Miguel Angel Salgado Pimentel; Miguel Angel, tras un duro proceso judicial, mantuvo la custodia, ... y perdió la vida. Su asesino va a aprender una lección: es fácil equivocarse si sólo se escucha a una parte. ¿Cómo alguien puede decidir una ley en base a escuchar sólo a una parte en conflicto?. Por culpa de esta ley hay cientos de suicidios de madres y padres que han perdido toda motivación, frustrados cuando se les ha quitado lo que más querían. Y, movidos por el odio, hay suicidas que antes de morir matan. Y sólo de estos últimos se conoce la causa que les movió.
Decenas de asesinatos. Centenares de suicidios. … Y miles de niños condenados a vivir una infancia entre basura: la basura emocional del odio entre su madre y su padre. En cuanto las fuerzas políticas promuevan una LEY DE CUSTODIA COMPARTIDA CUANDO NO HAY ACUERDO, las estadísticas de asesinatos, suicidios y litigios entre madres y padres van a mejorar espectacularmente. Pero, si un médico causa un daño grave, es juzgado: ¿los legisladores no?.
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